20 de septiembre de 2019
Antón Castro, invitado de honor de la 53ª fiesta de la vendimia: “mi vida aragonesa comienza en Cariñena y siempre ha estado de una manera muy especial dentro de mí”
La Denominación de Origen Protegida Cariñena celebra el próximo domingo 22 de septiembre, la 53ª edición de su Fiesta de la Vendimia, reconocida como Fiesta de Interés Turístico de Aragón. Este año el evento contará como protagonista destacado con el escritor y periodista Antón Castro, que es el Invitado de Honor y encargado de «encender» la Fuente de la Mora para que mane vino en vez de agua durante toda la jornada. Además, impondrá sus manos en el Paseo de las Estrellas de la localidad.
La D.O.P. Cariñena ha resaltado la elección de Antón Castro como un reconocimiento a su destacada trayectoria, durante más de cuarenta años, en el mundo del periodismo y la cultura en Aragón y a su especial vinculación con la Denominación, que ha plasmado en obras como su novela «Cariñena» y el poemario «Vino del mar», su último trabajo. Una vinculación, que el propio autor destaca que se remonta a su llegada a Zaragoza con 19 años: «Mi vida aragonesa comienza en Cariñena».
PREGUNTA.- ¿Qué siente al ser el Invitado de Honor de este año de la Fiesta de la Vendimia?
RESPUESTA.- Es un orgullo y una satisfacción inmensa. Sé que se dice siempre, pero aunque tengo un gran cariño y vinculación con Cariñena ni se me había pasado por la cabeza que fuera posible. He estado en varias Fiestas de la Vendimia, como en la de Juan Echanove, que me emocionó mucho, pero nunca pensé que yo pudiera estar allí.
P.- -Esa vinculación es ya larga, porque su primer contacto con Cariñena fue como vendimiador con solo 19 años, tal y como cuenta en la novela autobiográfica «Cariñena». ¿Qué recuerdos tiene de aquella experiencia y su posterior relación con esta Denominación?
R.- Llegué hace cuarenta años prácticamente al lugar donde ahora se hace el acto de la Fiesta de la Vendimia, a un bar que había en la plaza. Nunca había trabajado en la vendimia, pero alguien me había dicho que allí me darían trabajo. Como cuento en «Cariñena» recuerdo que el primero con el que hablé fue un señor, que me preguntó: «¿Pero tienes colla?». Cuando publiqué la novela, todo el mundo me dijo que la palabra colla (equipo de trabajo) no se usa en Cariñena, pero me acuerdo perfectamente de que me lo dijo así.
Estuve cuatro o cinco días intentando encontrar empleo y dormí en las cuevas enfrente de la gasolinera. Luego fui por las distintas cooperativas y casas privadas pidiendo trabajo y encontrando desde gente que me desdeñaba hasta otros muy atentos que te decían que volvieras en unos días.
Fue una experiencia maravillosa porque veía cada día esos mares de viñedos, la torre inmensa que parece dominarlo todo, las superficies aterrazadas… Ese imaginario, ese paisaje y ese otoño tan especial fueron sensaciones muy bonitas y en cierta manera, mi vida aragonesa comienza en Cariñena; allí conocí muchas experiencias y personas y desde entonces he ido muchísimas veces. Cariñena siempre ha estado de una manera muy especial dentro de mí y sabía que tenía como una deuda con este lugar. Así hice mi novela «Cariñena», y ahora también un poemario, «Vino del mar».
P.- ¿Y en estas o en otras de sus obras cómo resumiría la imagen del territorio que ha querido transmitir?
R.- Una superficie de lomas muy especial, con sus yesos y pizarras. Es una tierra que dialoga constantemente con las estaciones, con ese cielo tan especial. Y también es una tierra de trabajo y de sueños, con una atmósfera de manufactura artesana del vino que me gusta también muchísimo.
Una de las experiencias más placenteras que he tenido últimamente ha sido ir a los viñedos de Alfamén y dar un paseo por los surcos, tocando los racimos. Puede parecer una tontería, algo que los viticultores o los enólogos hacen a diario; pero para mí fue una sensación absolutamente gozosa y de comunión con la naturaleza. Ahí se mezclan el trabajo, la artesanía, el buen vino, los sueños…
El vino es un arte de seducción, es placer, encuentro… y todo eso me lo dice a mí el campo de Cariñena. Recuerdo los vinos que había cuando llegue aquí y la evolución ha sido absolutamente maravillosa; yo soy consumidor muy habitual de diversas marcas y también se ve en mis libros.
P.- Sin duda pues el vino es cultura
R.- El vino es un elemento cultural tan antiguo como el hombre y está lleno de matices y riqueza. Dice Miguel Mena que el vino es «alquimia, placer, pasión y vida». No hay nada más bonito que estar con amigos, con un amor, sencillamente en una sobremesa, y con una copa de vino percibir todos sus matices. Y en eso, los vinos de Cariñena son gozosos y no tienen que envidiar nada a cualquier otro.
P.- En otra muestra más de la relación del vino y la cultura su «Cariñena» podría ser llevada al cine, ¿cómo se encuentra este proyecto?
R.- Es otra alegría inesperada. Estoy trabajando en «Sin cobertura», una serie para Aragón TV, con un director de cine absolutamente maravilloso que se llama Javier Calvo Torrecilla. La vida me ha regalado con él un amigo y casi un hermano y le regalé un ejemplar de «Cariñena» porque pensé que le gustaría; pero me llamó al poco y me dijo: «Oye Antón, aquí hay una película y la tenemos que hacer inmediatamente».
Él tiene muchísima ilusión, está confeccionando el guion y lo ha presentado a varios lugares para conseguir la financiación. Javier trabajó mucho con Bigas Luna, ha hecho muchísima publicidad y se ha puesto a trabajar en el proyecto maravillosamente bien. No se puede decir todavía seguro que se va a hacer, porque sacar adelante una película es algo muy difícil; pero se está esforzando y es algo que a mí me encantaría. Una de mis películas favoritas es «Tierra» de Julio Medem, rodada también en Cariñena, y para mí que se llevara mi novela «Cariñena» al cine sería maravilloso, como pedir el cielo y que te lo den.