13 de abril de 2019
Duret: “los terroirs de la D.O.P. Cariñena se caracterizan por la diversidad”
Los enólogos y técnicos del Consejo Regulador y de las bodegas de la Denominación de Origen Protegida Cariñena han catado esta semana seis vinos cultivados en el territorio pero elaborados en una bodega experimental en Montpellier, en la presentación de los primeros resultados de un ambicioso estudio para buscar las variedades y técnicas más adecuadas en cada parcela. Los trabajos no concluirán hasta dentro de cuatro años, pero su máximo responsable, Laurent Duret, ingeniero agrónomo, enólogo y asesor en viticultura de la empresa francesa Groupe ICV, ya destaca el «gran potencial» de los Vinos de las Piedras, por la diversidad de terrenos y variedades de uva cultivada que caracterizan a la mayor Denominación de Aragón.
En el mundo del vino, la palabra francesa «terroir« se usa para definir la combinación de los múltiples factores que caracterizan a un viñedo, desde el suelo y el clima hasta el trabajo del hombre, pasando por la pendiente o el tipo de vid. Con el proyecto «Caracterización y potenciales viticulturales y enológicos de los terroirs de la D.O.P. Cariñena» se busca diferenciarlos para aprovechar de la mejor manera sus particularidades.
«Comencé a trabajar a finales de 2017 para la Denominación de Origen Protegida Cariñena y, aunque es pronto para sacar conclusiones, ya puedo decir que se caracteriza por la diversidad. Me parece que hay una gran diversidad de terroirs, mucho más compleja que en otras denominaciones de Aragón«. Así de contundente es la afirmación de Duret, que durante cinco años va a realizar un trabajo de análisis de los suelos, viñas, climatología de «El Vino de las Piedras» -la marca con la que se conoce toda la producción de la Denominación- para identificar y caracterizar los diferentes terroirs y, de esa forma, «decidir qué plantar en cada situación».
Los objetivos y primeros datos aportados por este estudio de «Caracterización de los potenciales vitícolas y enológicos de los terroir de la D.O.P. Cariñena» que realiza Groupe ICV se dieron a conocer en el XII Congreso Internacional sobre el Terroir que se celebró en junio del pasado año en Zaragoza. Ese encuentro, en el que se da cita la comunidad científica cada dos años desde 1996, cuenta con el respaldo de la Organización Mundial de la Viña y el Vino y reunió en la capital aragonesa a más de 200 expertos de una veintena de países relacionados con el vino.
«La D.O.P. Cariñena es compleja porque tiene muchos suelos diferentes, muchas variedades… y tiene que aprovechar esa enorme diversidad para diferenciarse», asegura el ingeniero de Groupe ICV Laurent Duret. Este experto recuerda que «hay 14 variedades de uva en la Denominación, eso es mucho, un gran potencial» y, por eso, añade que «hay que plantar teniendo en cuenta la mejor adaptación de la planta, del tipo de suelo, los niveles hídricos, etc».
El estudio que está desarrollando Laurent Duret se prolongará hasta 2022. Cada año está previsto que realice visitas a unas 100 parcelas de la D.O.P. Cariñena y mantenga un seguimiento, a través de la observación y los análisis del suelo, la vid y la uva, para poder clasificar los diferentes terroirs. De forma paralela, un jurado experto catará muestras de vinos de diferentes bodegas para estudiar y clasificarlos en condiciones normales de producción y vinificación.
En este sentido, el ingeniero agrónomo y enólogo francés explica que ya se han tomado «100 muestras de parcelas, pero es demasiado temprano para que aporten datos de los terroirs«. «De momento, sirven para tener datos de la variedad, pero hay que esperar a los años siguientes para estudiar la vinificación en cada bodega y por cada vino y, si es posible, por terroir«, añade Laurent Duret. El objetivo para esas próximas temporadas es realizar visitas durante el desarrollo vegetativo de la viña para identificar parámetros como el vigor de la planta, la sensibilidad al estrés hídrico y la precocidad. Esos datos se recogerán durante el ciclo de la viña y también durante las vendimias para lograr un análisis más completo y detallado.
Identificadas seis unidades de terroir
El trabajo llevado a cabo a lo largo de este año ya está dando algunos frutos. «Hemos identificado ya las principales unidades de terroir con un análisis basado en la observación y anotaciones del suelo y los parámetros de la vid, como el vigor de la planta, que nos ha aportado una clasificación básica, pero que ya puede comenzar a utilizar la Denominación», ha afirmado.
De hecho, ya ha identificado y descrito seis principales unidades de terroir. Son las siguientes: la primera unidad clasificada corresponde a suelos aluviales recientes -con suelos pardos limoso-arcillosos profundos y poco pedregosos-, la segunda presenta suelos de terrazas pedregosas de llanura -con suelos pardos o rojizos y muy pedregosos-, la tercera unidad identificada es de suelos rojos oxidados de terrazas -con suelos rojos, arcillosos profundos y pedregosos-, la cuarta unidad es de suelos de semiladeras y vertientes -de suelos pardos heterogéneos, arcillosos y pedregosos-, la quinta corresponde a suelos de mesetas de calizas -con suelos blancuzcos grumosos, muy calizos y pedregosos- y la sexta unidad presenta suelos de laderas con pizarras -de suelos pardos o grises, arcilloso-arenosos y pedregosos-.
Tras esta primera fase, el objetivo es observar y analizar cómo se desarrolla la viña en cada época e identificar los datos de la red de referencia de los vinos y también del ciclo de la vid, de la climatología, entre otras cuestiones. En realidad, es un ambicioso proyecto de cinco años de duración en los que se pretende realizar una descripción y clasificación de los terroirs para, así, definir las mejores adaptaciones entre terroir y variedad y realizar recomendaciones agronómicas para aumentar las cualidades y valor del terroir.
Para ello, sobre esta zonificación, que en años sucesivos se espera completar con subdivisiones, se han identificado 20 parcelas para formar una «red de referencia», estudiando el desarrollo de las variedades de uva consideradas de más interés. La garnacha tinta, la cariñena y la tempranillo se seguirán en todos los tipos de terreno, completadas con otras uvas según la unidad, como la cabernet sauvignon en los suelos aluviales recientes.
Laurent Duret recalca que «todas las unidades son interesantes y cada una tiene su potencial» y que el estudio de los terroirs permitirá tanto potenciar la elaboración de vinos de calidad pero para un público amplio como los vinos más selectos, sector para el que los primeros datos del estudio ya han destacado las posibilidades de la uva cariñena en dos de los tipos de terreno, los de cascajo y los de pizarras, «que producen dos vinos muy equilibrados, pero muy diferentes, el primero con menos acidez».
Junto al seguimiento de las parcelas, el estudio incluye catas de expertos de la cosecha en las distintas bodegas de la Denominación de Origen Protegida, «específica para caracterizar las diferencias» y se completa con microvinificaciones; en las que una muestra (cajas de 50 kilos de uva) de las parcelas estudiadas se traslada a la bodega experimental de Groupe ICV para caracterizar al máximo cada terroir.
Duret señala que la presentación de los resultados del primer año (análisis de las parcelas y minivinificaciones de 2018 y cata de los vinos de la cosecha de 2017) ya está mostrando datos de interés para las bodegas, como el adelantamiento de la época óptima de vendimia con el aumento de las temperaturas.
De todas formas, el enólogo francés recuerda que son impresiones tras unos primeros meses de trabajo y que las propuestas definitivas saldrán del estudio completo que se va a desarrollar en la D.O.P. Cariñena hasta 2022, y que dará lugar a una serie de fichas con recomendaciones sobre cultivo y vinificación para que las bodegas las apliquen en su producción. «Luego hay que desarrollar el marketing, pero yo soy muy optimista por el potencial que hay en esta Denominación».