Esta variedad es la mutación blanca de la Cariñena. Los racimos son grandes y las bayas son de tamaño mediano, es fértil y en terrenos demasiados ricos pierde toda su fuerza natural pero, a cambio, es capaz de resistir el viento y las temperaturas elevadas, lo que la convierte en una gran aliada ante el cambio climático. Madura tarde, es sensible a los hongos, pero controlando su vigor y plantándola en suelos recios como pizarra o granito, su carácter puede ser inigualable.
Produce vinos de color amarillo dorado, con reflejo verdoso, finura y frescor únicos. Intenso bouquet con toques cítricos, tropicales y hierbas mediterráneas frescas como el hinojo y el tomillo y fondos minerales. En boca presentan equilibrio, suavidad y sedosa textura, con una acidez fresca.